lunes, 23 de mayo de 2011

Marina Gasparini escribe 'Laberinto veneciano'

'Laberinto veneciano' aborda las cárceles del pintor Piranesi entre otros temas. ESPECIAL
  • Compuesto por un conjunto de pequeños ensayos
El libro es una invitación al lector a descubrir su visión de la ciudad de los canales
BARCELONA, ESPAÑA (22/MAY/2011).- La ensayista venezolana Marina Gasparini advierte que su nuevo título "Laberinto veneciano" no es un libro de viajes, sino una invitación al lector para que descubra su visión de la ciudad de los canales, un lugar en el que "el tiempo se detuvo" y donde "perderse es una maravilla".

La editorial Candaya publica por primera vez en España a esta autora, natural de Caracas, licenciada en Literatura por la Universidad Central de Venezuela, y que en el año 2000 decidió renunciar a una cátedra en la Escuela de Letras de esa institución para establecerse en la capital del Véneto.

En una entrevista con Efe, Gasparini rememora que la primera vez que pisó su suelo, en la adolescencia y junto a su padre, originario de Italia, quedó subyugada por el lugar y se dijo que algún día viviría allí.

Tres décadas más tarde, decidió "levantar anclas", colocar unos cuantos muebles en un barco, dejar un trabajo en el que literatura y arte se daban la mano, cambiar de continente, e instalarse en "La Serenísima". "Fue una decisión de vida tan fuerte que es difícil arrepentirse, algo que no respondía a una idea intelectual, sino de estómago, de entrañas", asevera.

Residente en el centro, junto a venecianos de nacimiento, a Gasparini le gusta perderse por las callejuelas del lugar, mientras descubre una escultura en la fachada de una iglesia que le había pasado desapercibida o se deja guiar, ya de noche, "por farolas que no alumbran".

Su "Laberinto veneciano", siguiendo al maestro Michel de Montaigne, es un conjunto de pequeños ensayos en los que aborda las cárceles del pintor Piranesi, el retrato de "El joven de la Accademia", de Lorenzo Lotto, o de cómo suena la campana Marangona, la de San Marco.

Tampoco obvia la idea de laberinto como "lugar en el que perderse y encontrarse" y como la "búsqueda de la expresión literaria".

"Es natural -asegura- que te pierdas en esa ciudad, ni con el plano llegas a lo que tenías programado".

Aunque sabe que sus vecinos, venecianos de raíz, no lo aprobarían, afirma que Venecia es la "ciudad en la que se detuvo el tiempo, un lugar de pasado", y agrega que allí "siempre se roza lo perdido, lo que ya no existe".

Ahondando más en ello, mantiene que la ciudad -tomada permanentemente por hordas de turistas- "es hoy una vitrina".

Como se puede leer en uno de sus textos: "En Venecia el pasado no se entierra, se muestra".

En su diálogo y recorrido por la ciudad, Marina Gasparini también rinde su particular homenaje al escritor ruso Joseph Brodsky, un exiliado, prendado de la ciudad, capaz de narrar en una de sus obras qué sintió el día que olió lo que desprenden las algas marinas cuando se hielan.

Preguntada por el hecho de que haya optado por el ensayo y no por la novela a la hora de relatar sus sentimientos con respecto a Venecia, la escritora venezolana se muestra contraria a la "hegemonía de la narración" y llega a remarcar que "las novelas lo han aplastado todo, desde la poesía al ensayo".

Nacida en 1955, Gasparini es autora de una obra ensayística que ha sido editada en diferentes publicaciones de literatura y psicología analítica de Venezuela, Colombia, Inglaterra e Italia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario